lunes, 5 de octubre de 2020

¡Nos vamos de viaje!: Nueva York

Comenzamos una nueva semana y nuestro avión despega nuevamente, esta vez para dirigirnos a un nuevo continente. Tras atravesar el Océano Atlántico aterrizaremos en el aeropuerto de una inmensa y conocidísima ciudad situada en los Estados Unidos de América. En esta ciudad nos detendremos, para conocer a una señora muy famosa que porta en uno de sus brazos una antorcha. ¿Cononoces ya de quien se trata?. Efectivamente nos estamos refiriendo a la ciudad de Nueva York y a uno de sus monumentos más conocidos y famosos de todo el mundo: La Estatua de la Libertad. ¡Vamos a conocer algunas cosas sobre este lugar!

La Estatua de la Libertad: Un regalo sorpresa.

El 4 de julio de 1876 Estados Unidos cumplía cien años y el pueblo francés quiso tener un detalle especial con su país amigo.

¿Qué hizo? Pues decidió hacerle un hermoso y espectacular regalo: el monumento llamado La libertad iluminando al mundo, que en realidad todos conocemos como La Estatua de la Libertad.

 
 
¿Qué representa la Estatua de la Libertad?

La Estatua de la Libertad representa el TRIUNFO DE LA LIBERTAD y de la DEMOCRACIA.

Esta escultura, tiene el brazo derecho levantado y en la mano sostiene una gran antorcha; al tiempo, el izquierdo sujeta una tabla en la que se puede leer en números romanos la fecha del nacimiento de los Estados Unidos de América: 4 de julio de 1776.


En la cabeza luce una corona con siete picos que simbolizan los siete continentes y los siete océanos del mundo, aunque se dice que también representan los rayos del sol.


Cuando los turistas acuden a la isla a visitarla y miran hacia arriba no pueden verla completa porque el pedestal es demasiado alto. Esto, unido a que las fotos e imágenes de la estatua suelen tomarse desde lejos,  hace que casi nadie conozca un dato muy importante: la estatua tiene pies.

 ¡¿Ah, que tú también acabas de enterarte?! Pues sí, tiene unos enormes pies calzados en sandalias que asoman bajo la túnica y pisan con firmeza unas cadenas rotas con grilletes.

Su creador quiso, de esta manera, representar el triunfo de la libertad sobre la tiranía y celebrar la abolición de la esclavitud, algo que se había conseguido en Estados Unidos hacía muy poco tiempo (1865).

 

Una curiosidad: la Estatua de la Libertad funcionó como faro para guiar a los navegantes que se acercaban a puerto durante los primeros años de su existencia.

¿Cómo y dónde se construyó La Estatua de la Libertad?

Construirla fue una tarea larga y difícil por su complejidad y tamaño ¡Ten en cuenta que pesa 225 toneladas y junto al pedestal mide 93 metros de altura!

A esto se unió que costaba muchísimo dinero y no quedó otra que repartir los gastos: Francia pagó la construcción de la estatua y Estados Unidos el pedestal.

En los dos países hubo una gran movilización y se hicieron un montón de actividades para recaudar fondos: loterías, exposiciones de arte, espectáculos, subastas…  Hubo también personas anónimas que colaboraron aportando dinero de su bolsillo.

La construcción duró ocho años y se realizó en París ¡Mira qué fotos tan chulas de su construcción en el taller!



 Una vez terminada  hubo que desmontarla pieza por pieza y meterla en 214 cajas gigantescas que viajaron en barco hasta su lugar de destino, Nueva York, donde la esperaba un pedestal tan grande como ella, situado sobre una base en forma de estrella.

¿De qué material está hecha?

La estatua está construida con planchas de cobre muy finas que van perfectamente ensambladas, dejando el interior vacío.

¡Sí, por dentro está hueca! Te preguntarás entonces cómo siendo tan grande se mantiene en pie… ¡La respuesta es fácil! Se diseñó un armazón interior de hierro, algo así como una columna vertebral que sujeta las láminas de cobre, tal y como puedes ver en la fotografía.

El encargado de ello fue el importante ingeniero Gustave Eiffel, el mismo que unos años más tarde construyó otro de los monumentos más famosos del mundo: la increíble Torre Eiffel (1889).

 ¿Por qué es de color verdoso?

Ahora mismo tu mente está confusa y venga a darle vueltas a un extraño asunto: si la Estatua de la Libertad está fabricada con planchas de cobre, y el cobre es de color marrón rojizo… ¿Por qué diablos la vemos verde azulada?

No, no tienes mal la vista ni es cuestión de magia. Lo cierto es que al principio era marrón y ahora no lo es por una razón puramente científica: cuando el cobre entra en contacto con el oxígeno del aire sufre una reacción química y se oxida. Al oxidarse, forma sobre él una capa verdosa llamada pátina.

 ¿Cuándo se inauguró?

La idea era que la estatua estuviera montada en su lugar el 4 de julio de 1876, justo el día que se cumplían los cien años de la Independencia de Estados Unidos, pero la obra se retrasó mucho y no se llegó a tiempo.

Finalmente se inauguró el 28 de octubre de 1886 y fue un gran acontecimiento. Como ves, el regalo se entregó diez años después de lo acordado ¡Más vale tarde que nunca!

¡Hay que cuidar la Estatua de la Libertad!

Un monumento que pasa todo el año a la intemperie y en un lugar tan húmedo requiere muchos cuidados para que se mantenga en buen estado.

Una de las reformas más importantes fue sustituir el armazón interno por otro de acero inoxidable. También se han añadido comodidades como calefacción o ascensor en el pedestal.

En cuanto a la antorcha ya no es la misma. Treinta años después de la inauguración de la estatua, se reformó la llama de cristal colocando en ella vidrios amarillos. Con esto se consiguió un efecto luminoso más impactante, pero surgió un grave problema: el agua de la lluvia se filtraba. 

En 1986 se sustituyó por otra completamente nueva y mucho más moderna, en la que la llama está recubierta por láminas de oro.


¿Se puede subir a la Estatua de la Libertad?

¡Claro que sí! Primero tendrás que tomar un ferry para ir hasta la isla. Una vez allí, podrás subir al pedestal, donde hay un mirador y un museo en el que se puede ver la antigua antorcha.

Sin duda la parte más emocionante es subir los 393 escalones hasta la corona y asomarte a una de las ventanas que la rodean ¡Llegarás agotado pero las impresionantes vistas de Manhattan merecen la pena!

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