martes, 27 de octubre de 2020

¡Nos vamos de viaje!: Italia

Partimos de la India, donde la semana pasada visitamos una de las siete maravillas del mundo, para volver de nuevo al continente europeo. En esta ocasión visitaremos el país que fue el origen de uno de los más poderosos imperios de todos los tiempos: el imperio romano. Nuestra siguiente parada será Italia, más concretamente su capital, y el monumento en el que nos vamos a detener será el Antiteatro Flavio, más conocido como el Coliseo de Roma. 




 El Coliseo romano: ¿Qué era y para qué se utilizaba?

¿Te has preguntado alguna vez qué era y para qué se utilizaba el Coliseo Romano? A lo mejor no, pero seguro que te suena de tanto verlo en películas, fotos o videojuegos.

A pesar de que hoy en día se encuentra en ruinas nos sigue impresionando por su gran tamaño y belleza. Desde 2007, está considerado una de las Siete Maravillas del Mundo Moderno.

¡A los romanos les gustaba divertirse!

Como sabes, una de las civilizaciones más importantes de la Antigüedad fue la romana. Durante siglos el pueblo de Roma conquistó muchos territorios y creó un gran imperio que se extendió por parte de Europa, Asia y África. Esta época es lo que conocemos como Imperio Romano.

En ese tiempo los emperadores tenían todo el poder. Una de las maneras de demostrar su grandeza era mandando construir enormes y majestuosos edificios en sus dominios, y sobre todo en Roma, la capital del Imperio.

Los habitantes de Roma eran muy aficionados a los espectáculos y a los emperadores les gustaba que su pueblo estuviera entretenido. Igual que nosotros tenemos cines, museos o parques de atracciones para pasarlo bien, ellos disponían de lugares especiales donde divertirse: teatros para ver obras dramáticas, circos destinados a carreras de caballos, o anfiteatros para disfrutar de actividades festivas variadas.

Pues bien, el Coliseo de Roma era un gran anfiteatro romano, el más grande e importante de todos los que han existido. En realidad, se llama Anfiteatro Flavio, pero todo el mundo lo conoce como el Coliseo romano.

Lo mandó construir el emperador Vespasiano en el año 72 d. C. y se hizo en un tiempo record ¡En menos de diez años estaba terminado!

¿Cómo era el Coliseo cuando se construyó?

El Coliseo Romano, como todos los anfiteatros, tenía forma ovalada y gradas para que el público pudiera ver bien las representaciones. ¡En el había asientos para 55 mil personas! Esa es más o menos la gente que cabe hoy en día en muchos de los grandes campos de futbol y créeme si te digo que dentro entrarían todos los habitantes de ciudades actuales como Huesca o Segovia.

El mejor sitio, la Tribuna, se reservaba para el Emperador y su familia, mientras que los demás espectadores se sentaban según su nivel de riqueza e importancia. A los más pobres les tocaba en la parte más alta, que lógicamente, era el sitio desde donde se veía peor.

En el suelo, cubierto de madera y arena, tenían lugar los diferentes espectáculos. Como en verano hacía mucho calor todo el Coliseo se cubría con una lona gigante para proteger al público del sol. Muy ingeniosos los antiguos romanos ¿no te parece?

Debajo del suelo había pasadizos, jaulas para los animales y mazmorras donde se encerraba a los prisioneros que participaban en ellos. En las fotografías puedes comprobar que ese suelo ya no existe y por eso vemos todo el laberinto subterráneo.

Espectáculos en el Coliseo

En el Coliseo los romanos disfrutaban de muchos espectáculos diferentes. Uno de los más increíbles consistía en llenar el ruedo de agua para representar batallas navales. ¿Te imaginas barcos dentro del Coliseo? ¡Pues así era!

También se organizaban peleas de animales salvajes (leones, panteras, elefantes…) traídos de lugares lejanos, o se obligaba a los pobres prisioneros a enfrentarse a esas temibles fieras.

Eso sí, el plato principal, tal y como se ve en las pelis de romanos, eran las luchas de gladiadores. La mayoría de los hombres eran esclavos y prisioneros a los que se forzaba a entrenar muy duro y a manejar diferentes armas como lanzas y espadas.

Una vez preparados se les obligaba a combatir entre ellos. Para un gladiador, salir victorioso de un enfrentamiento tan duro era muy importante porque sabía que era la única manera de salvar su vida y además, podía ser premiado con la libertad. Su única opción era darlo todo hasta el final.

El Coliseo Romano se usó durante muchos años para estos fines, pero con el paso del tiempo varios terremotos destruyeron parte de su estructura. Llegó un momento en que no se reconstruyó y se quedó en estado ruinoso. Muchas de las piedras caídas se aprovecharon para otros edificios o fueron robadas por saqueadores.

¿A que ahora que has aprendido tantas cosas te apetece viajar a Roma, entrar en el famoso Coliseo, y sentirte durante un rato como un antiguo romano? Quién sabe… ¡Quizá algún día tengas esa oportunidad!

 Mientras tanto, te dejo un vídeo muy cortito que muestra una reconstrucción virtual de cómo era El Coliseo cuando se inauguró.  Te va a encantar.


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